Monday, June 9, 2008

Un cuento de blogueros


A veces uno piensa que Internet es una red de cables y teclas sin humanos al otro lado. Está claro que en un foro, un blog o similares es mucho más fácil enfadarse hasta perder la educación y soltar las bridas de los nervios. Hasta insultar resulta menos duro si no sabes quién se esconde tras un nick. Tampoco es sencillo continuar escribiendo en un blog sin saber si alguien te lee, lo que en mi caso se ve matizado por los muchos comentarios personales que me hacen los lectores de mi entorno.

Sólo a veces. Otras veces uno se entera de historias como la de Alejo, que en paz descanse, y cambia de opinión. Os la resumo. Fernández de la Cigoña es un blogger aguerrido y valiente que habla sobre cuestiones eclesiales en "La Cigüeña de la Torre". Su agudeza y sus buenas fuentes le han hecho acreedor de un gran número de lectores que comentan, bajo cada entrada, numerosas cuestiones relacionadas con la Iglesia.

Yo no suelo comentar, pero sí soy lector asiduo. Y los comentarios, salvo los mequetrefes que hay en todas partes, son muy instructivos. Uno de los comentaristas habituales decía llamarse Alejo -desconozco si es su nombre real-, y parece que hace un tiempo comunicó su enfermedad a los demás comentaristas. Pues bien, ahora sabemos que era sacerdote, y que antes de partir al cielo encargó a su sobrino que se despidiese del blog en su nombre.

La historia prueba dos cosas. La primera, el buen corazón de una persona capaz de ocuparse, en los momentos de dolor, de los nombres sin cara con los que compartía tertulia. La segunda, que un blog puede ser algo más que un lugar donde patalear a gusto. Si has llegado hasta aquí, te pido que reces un padrenuestro por este hombre al que jamás conocí. Y, ya que estamos pedigüeños, por todas las caras que, detrás de un ordenador, intentamos comunicar algo al mundo. Algo bueno, se entiende. Como esta historia.

Descanse en paz.

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